Los trabajos arqueológicos se enmarcaron en las obras de urgencia para rehabilitar la ermita de San Roque por el grave deterioro estructural y el peligro de estabilidad en el que se encontraba. Se trata de una ermita del primer momento del barroco, construida a finales del XVII y con planta de cruz latina con poco desarrollo. Se trata de un edificio de alto valor patrimonial que corría peligro de desaparecer.
A pesar de los problemas estructurales y de estabilidad de la ermita, se llevó a cabo una actuación rápida, ágil y detallada siempre en paralelo y sin interrumpir el resto de trabajos que se estaban realizando en la ermita. De esta manera, se consiguió documentar de una manera clara y eficaz los restos de la antigua ermita de San Roque y unos empedrados asociados a la misma, un único enterramiento y los restos del sistema de andamiaje para la construcción de la ermita. Además, se pudo comprobar que parte de los problemas de estabilidad se debía a su escasa cimentación, apenas 70 cm, sobre un terreno arcilloso. A su vez se realizaron catas murarias para hacer un estudio de arqueología de la arquitectura y para buscar posibles restos de pinturas donde se estableció una única fase constructiva y una serie de sucesión de capas de pintura en diferentes tono pero no una decoración figurada.
Una buena comunicación, organización y sincronización de los trabajos arqueológicos con los trabajos de restauración permitió una continuidad y que no se interrumpieran ninguno de los trabajos, dando agilidad a la obra además de conseguir una documentación exhaustiva de cualquier resto arqueológico.